Las temporeras migrantes y la explotación laboral y sexual en el sur de España
La cotidianiedad de las mujeres inmigrantes que trabajan en los campos de tomates y fresas de España, especialmente en Andalucía, es ser acosadas, insultadas y violadas, además de trabajar en condiciones sumamente precarias, sin dignidad como personas ni como trabajadoras, sin tener privacidad ya que viven en condiciones de hacinamiento y de poca higiene y salubridad.
Son mujeres, en su mayoría, provenientes de Marruecos que trabajan en los invernaderos de Huelva durante largas jornadas que empiezan a las 6 de las mañana y acaban por la tarde, por 30 euros al día. Este es el empleo que demanda mano de obra barata y que se ve ampliamente cubierto por personas que huyen de la pobreza en sus países de origen.
Lo más grave de todo esto son las violaciones sexuales que sufren las trabajadoras por parte de los supervisores marroquíes y españoles, lo cual se ha podido constatar por el aumento de los abortos que se producen durante la época de la cosecha, y que en su mayoría se trata de mujeres migrantes.
Denunciar antes los tribunales es difícil porque existe la barrera del idioma, ya que estas trabajadoras migrantes no hablan castellano, además del temor a perder un puesto de trabajo que es el único sustento para ellas y sus familias.
Hemos conocido por el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) que el pasado domingo presentaron una denuncia ante el Juzgado de Guardia de Huelva por el “secuestro” de las mujeres temporeras que se manifestaron el viernes haciendo público que son víctimas de abusos y malos tratos, por lo que sus empleadores-presuntos “victimarios”- organizaron actuaciones que comprendían la puesta en autobuses de todas las temporeras con el único objetivo de expulsarlas de los campos de cosecha y devolverlas a su país de origen, faltando una semana para que finalice su contrato laboral. Todo ello con tal que las mujeres inmigrantes no puedan ratificar ante las autoridades los hechos denunciados.
La desprotección de las mujeres, las políticas del miedo a las consecuencias ante la denuncia, el poder de la fuerza del hombre sobre la mujer son las secuelas del sistema patriarcal que, por desgracia, todavía rige nuestra sociedad. La doble victimización de las trabajadoras migrantes en cuanto al acoso, abuso y la violación y la pérdida de sus empleos, única manera de subsistencia, hacen que, como feministas que somos, tengamos que repudiar estas prácticas y exijamos soluciones inmediatas para las temporeras así como un seguimiento por parte de la fiscalía para que las denuncias sigan su cauce legal.
Por todo ello, suscribimos y nos sumamos al comunicado de la Coordinadora Feminista Andaluza en la que exigen apoyo inmediato a todas las mujeres temporeras antes de que acabe la campaña, compromiso por parte de las empresas, sindicatos y Administración Pública para regular las condiciones laborales del sector y que las mujeres estén en las mesas de negociación para incluir nuestra óptica de género y tomar decisiones conjuntas.
Desde Podemos-Podem mostramos nuestro rechazo a estas malas prácticas laborales además de nuestra total repulsa a los delitos de violación a mujeres indefensas, asustadas y necesitadas de un puesto de trabajo, atrocidades que vienen cometiendo los empleadores y supervisores de los campos de cosecha y de los invernaderos en Huelva. Es una pena y una vergüenza que esto esté pasando en pleno siglo XXI y que las autoridades no pongan freno a esta barbarie
Chus Iglesias Rodríguez, Secretraria de Feminismes i Lgtbi País Valencia
Irene Gómez Santos, Diputada de Podem en Les Corts responsable de Migraciones